Sin duda, una de las piezas que sufre mayor desgaste por el uso diario del vehículo son las pastillas de freno. Un elemento esencial para la seguridad de todo conductor, ya que están encargadas de generar la fricción necesaria en los discos para que el automóvil se detenga cuando pisamos el pedal de freno.
El deterioro de las pastillas está determinado por diversos factores, por ejemplo, por nuestros hábitos de conducción o por el terreno en el que nos desplazamos. Si nuestro automóvil lo cargamos con mucho peso, es muy probable, que las pastillas y los discos se desgasten más rápido. ¿Por qué? Porque frenar significa hacer una transferencia de peso sobre dicho sistema.
La conducción agresiva también desgasta de forma prematura las pastillas. Pisar el pedal del freno hasta el fondo y los frenados intermitentes y bruscos no contribuyen en nada a la mecánica de los vehículos. Por el contrario, generan desperfectos prematuros. Por esta razón, es recomendable desacelerar antes de frenar, lo que se conoce como conducción preventiva. Ello ayudará a mantener en buen estado y contribuir con la vida útil tanto de las pastillas como de los discos de freno.
Finalmente, el mayor uso del vehículo en la ciudad -con el tráfico y las constantes detenciones- hace que las piezas que componen el sistema de frenos sufra un mayor desgaste. En cambio, si nos desplazamos por carreteras los frenos son utilizados con poca frecuencia, por lo que su durabilidad aumenta.
Ahora bien, ¿cómo podemos detectar si las pastillas de freno ya cumplieron su vida útil? Sencillo, a continuación, revisaremos los principales indicios que nos ayudarán a identificar cuándo debemos revisarlas y/o cambiarlas.
Sin embargo, lo más recomendable para asegurarnos del estado de todo el sistema del vehículo es llevándolo al taller o servicio técnico de nuestra confianza. Allí los expertos desmontarán la rueda y comprobarán de manera visual si es que es momento o no de cambiar las pastillas. ¡Recuerda! Del buen estado de ellas, depende tu seguridad.