La bujía suele ser el elemento que determina qué le pasa a nuestro motor. Y es que se trata de un elemento fundamental para el adecuado rendimiento del automóvil. ¿Por qué? Porque es la pieza encargada de generar la chispa que origina la combustión de la gasolina dentro de los cilindros que componen al motor.
Por lo tanto, para saber si es que una o más bujías presentan desperfectos o fallas, primero, es necesario entender que para que el motor funcione de la mejor manera -con la potencia adecuada y un buen rendimiento de combustible-, en cada uno de los cilindros (que componen el motor) se debe llevar a cabo una combustión eficiente. Para que ello ocurra requerimos de cuatro componentes: compresión, aire (cantidades controladas), combustible y una chispa.
Con la combinación correcta de estos cuatro elementos el motor funcionará perfectamente. Por lo tanto, si todos los componentes del sistema de encendido funcionan y, adicionalmente, tenemos la bujía con la calibración correcta, vamos a tener la chispa ideal en el cilindro para que convierta así el combustible en energía.
¿Cuándo comienzan los desperfectos?
Por el contrario, si comienzan a fallar una o más bujías del motor,el primer problema que se podría presentar es que el vehículo encienda con dificultad. ¿Por qué ocurre esto? Porque si las bujías no funcionan correctamente -ya sea por desgaste, por estar contaminadas, porque están mal calibradas o no son el modelo correcto- tendremos una chispa débil o muy fuerte. Por tanto, la mezcla entre el combustible y el aire no será la correcta, lo que afectará directamente el arranque del auto.
Por supuesto,las fallas en el encendido no vendrán solas. También podremos observar cómo el motor pierde potencia o que su vibración aumenta de manera considerable. De la misma manera, el vehículo comenzará a perder líquido por el tubo de escape (combustible curdo), el cual al no ser consumido (combustión) al interior de los cilindros del motor termina por filtrarse, convirtiéndose en humo negro contaminante.
Asimismo, producto de lo anterior el vehículo presentará evidentes problemas con el consumo de combustible y ya no solo con el encendido, sino que también con el apagado. Aquí es donde ocurre el denominado “autoencendido”, momento en el que -a pesar de haber apagado el automóvil- el motor sigue dando saltos y vibraciones durante varios segundos.
Ahora bien, muchos de estos desperfectos pueden ser detectados con una simple revisión de las bujías, existen ciertas consideraciones básicas que podrán ayudar a prolongar la vida útil de éstas en el vehículo.
Para ello, lo primero que debemos asegurarnos es que estamos utilizando las bujías correctas. Las diferentes marcas de automóviles, por lo general, recomiendan que estas piezas posean un cierto grado térmico, de manera de no alterar la combustión dentro de los cilindros. Ello permitirá que el motor funcione de manera correcta y eficiente.
Lo segundo, es efectuar una limpieza de éstas, lo que por cierto no será más efectivo que reemplazarlas por unas nuevas. Evidentemente, este paso podría resultar útil para quienes tienen mayores conocimientos mecánicos. Sin embargo, no está de más recordar que tampoco se debe abusar de esta práctica, ya que toda pieza siempre -por defecto- posee una vida útil.
El momento para cambiarlas
Por lo general, los fabricantes recomiendan que las bujías sean reemplazadas cerca de los 60 mil kilómetros si utilizan bencina, mientras que para los vehículos Diesel se habla de los 120 mil kilómetros. Lo cierto, es que esto va a depender de la marca y modelo. Por ejemplo, hay algunas camionetas o SUV que poseen sistemas de encendido más avanzados, con nuevas tecnologías, lo que conlleva una mayor durabilidad e incluso, en algunos casos, a que dichas piezas no necesitan ser reemplazadas.
También su duración dependerá del tipo de material del que estén fabricadas. Por ejemplo, las de cobre se caracterizan por tener una vida corta en relación con las que están hechas de platino.
Pero lo más importante y sobre lo que hay que poner especial atención, es que siempre utilicemos las bujías recomendadas por el fabricante. Si no logras encontrarlas, reemplázalas por una original y de alta calidad, o simplemente recurre a tu técnico de confianza.