Si hay algo que tienen en común las diversas marcas de vehículos es su desgaste. Es por ello que -sin importar su año, modelo o tamaño- siempre debemos poner especial atención en su mantención y desperfectos. En especial cuando se trata de piezas que no se encuentran con facilidad o que no están a simple vista, como los amortiguadores.
El buen estado de este componente es fundamental para la seguridad de todo conductor. Al estar ubicados cerca de los neumáticos, cumplen la función fundamental de suavizar el movimiento, reducir los impactos y mantener estable al automóvil mientras se desplaza; favoreciendo el control sobre el automóvil, la suspensión y el rango de frenado del vehículo.
Sin embargo, se trata de piezas que sufren un deterioro gradual y poco perceptible, por lo que es muy relevante conocer cuáles son sus principales fallas y determinar si es que es momento de reemplazarlos.
Principales señales
Por ejemplo, si observamos que existe un desgaste en los extremos de la rueda, es una clara señal de que podría estar fallando el amortiguador. Una forma sencilla de detectar visualmente esta irregularidad es revisar el patrón de desgaste. Por tanto, si se trata de un deterioro discontinuo, lo primero que debemos hacer es acudir al servicio técnico respectivo para una revisión.
Una vez que tengamos en mente estas consideraciones, por ningún motivo debemos intentar acomodar nuestra forma de manejar nuestro vehículo para compensar los desperfectos. Por el contrario, si al conducirlo ya no sentimos la misma comodidad, confianza y seguridad de antes,es momento de efectuar la respectiva inspección.
Una de las formas más comunes de revisar los estados de los amortiguadores es la prueba de rebote. Esta prueba suele ser decisiva, ya que sus resultados son determinantes. Sin embargo, con una inspección visual también se podría tener un diagnóstico certero respecto del estado de los amortiguadores.
Para poder revisarlos con esta prueba, es necesario aplicar presión sobre el costado del capó y de la maleta, con el objetivo de que baje y suba el automóvil. El vehículo no debe seguir rebotando. Al contrario, debe regresar a la altura correcta con un movimiento sutil. Si rebota excesivamente es porque los amortiguadores necesitan ser reemplazados.
Ahora bien, si los amortiguadores no han presentado fallas y tienen entre 60 y 80 mil kilómetros de uso, es un bueno momento para revisarlos, puesto que podrían haber cumplido su vida útil y no serán efectivos ni confiables pudiendo fallar en cualquier momento.
¡Recuerda! El desgaste total de un amortiguador puede ser muy peligroso y provocar, entre otras cosas, la pérdida repentina del control del vehículo. Más vale prevenirlo con una revisión y cambiarlos en caso de ser necesario. ¡Seguridad ante todo!